Hace meses que debí escribir aquí mi hartazgo, unir mi voz a quienes estamos hasta la madre. Confieso que el día que leí la Carta abierta a políticos y criminales de Javier Sicilia mi empatía se desbordó en el desconsuelo de la impotencia. Somos más, nos damos cuenta.
Y ya llevamos tanto tiempo dándonos cuenta, que lo que antes parecía una interminable y dolorosa cascada de malas noticias, ya toma también la forma de textos que le buscan cola y cabeza y ayudan a entender qué está pasando y cuáles alternativas podría haber para evitar que el país se colapse frente a los ojos de los que lo vivimos y en manos de los que lo gobiernan.
Por ejemplo, Eduardo Guerrero, en su reciente artículo de Nexos La Raíz de la Violencia, puntualiza cómo y porqué la estrategia antidrogas del gobierno federal ha aumentado y dispersado geográficamente la violencia. No voy a repetir aquí lo que su texto dice mejor. Baste mencionar que a mí su lectura (junto con otros artículos) me ha ayudado a entender la situación de nuestro país más allá de la catástrofe diaria que son los titulares de nuestros periódicos.
¿Porqué estoy hablando de tan políticos hechos en este blog que quiere tratarse del mundo natural y la ciencia que lo estudia?
En primer lugar porque me importa.
En segundo porque estoy de acuerdo con Eduardo cuando dice que para inducir un cambio en la estrategia del gobierno de Calderón, "la sociedad civil desempeña un papel crucial: su indignación y malestar debe cristalizar en una demanda social amplia a favor de la reducción de la violencia". Así pues que esta mísera entrada de blog se una a la indignación colectiva, al hartazgo y a movimientos como el del La Marcha por la Paz del 8 de mayo. Por cierto que ojalá que la marcha se traduzca no en pasajera nota de periódico, sino en autoridades que escuchen. Veremos cómo le va al poeta en el diálogo que pronto mantendrá con Calderón.
Y en tercero porque la narcocatástrofe en la que México se haya sumergido no deja de estar ligada a la biodiversidad y al manejo de los recursos naturales del país. Ahora explico porqué:
Hace poco tuve la fortuna, esa que tenemos los biólogos, de visitar varios puntos de la Faja Volcánica Mexicana para realizar trabajo de campo. Los paisajes que mis ojos no olvidan son una pintura en carne viva que todos deberíamos visitar más seguido. Que una motaña de más de 5,000 metros de altura sobre el nivel del mar emerja del desierto para coronarse con nieves perpetuas no es el común en el resto del mundo. Los cambios de vegetación, la riqueza de especies y la diversidad biológica toda se despliegna nada más asomar la mirada por la ventana, es una maravilla que en verdad enciende de entusiasmo el ánimo.
Y aunque muchas veces retrasé unos minutos la colecta tan sólo para prolongar la dicha de observar aquellos horizontes, me atrevo a decir que esta vez lo mejor de la salida vino del lado humano. Las autoridades de la CONANP y CONAFOR con las que me contacté tanto para solicitar su anuencia como para recibir apoyo logístico (particularmente en puntos de difícil acceso en términos de seguridad) me mostraron una cara de México que si bien ya he tenido el gusto de ver antes, en general es poco sonada. Ahí, en montañas como el Pico de Tancítaro, que sobra puntualizar está inmerso en una zona problemática, hay grupos de biólogos, ingenieros forestales y gente local que en pocas palabras está haciendo bien su trabajo. Sin estarla buscando me encontré con la historia de proyectos de restauración ecológica exitosos (como en el Cerro San Andrés, cerca de Ciudad Hidalgo, en Michoacán) y con el testimonio de los efectos positivos de las brechas cortafuego y los empleos temporales que genera (como en el Izta-Popo-Zoquiapan).
Una reflexión inmediata y que ignoro si puede calificarse de acertada, me lleva a pensar que si este tipo de instituciones gozaran de un mayor presupuesto que las migajas con las que actualmente operan, se generaría una cantidad decente de empleos locales que representarían una alternativa económica a jóvenes que actualmente migran a Estados Unidos o terminan peligrosamente cera de las andadas con el crimen organizado. Además, más que un programa social de los que sólo reparten apoyo económico, la correcta administración de las Áreas Naturales Protegidas es vital para conservar la biodiversidad y los servicios ambientales con los que nos proveen, a la vez que el manejo adecuado de los recursos naturales podría llevar a aprovechamietos forestales sustentables, fuente de ingresos que podría ser más redituable que la ganadería y agricultura en muchas zonas.
El escenario contrario es uno que no menciona Eduardo, pero que ya comienza a dar indicios de sumarse a la lista de daños colaterales de la diversificación de la violencia: el apoyo del crimen organizado (derivados en algún punto del narcotráfico, como explica en su texto) a taladores clandestinos (que por si mismos ya suelen ser peligrosos) con resultados tan terribles como el de Cherán en Michoacán. Muertos, desaparecidos y 50% del bosque de la localidad quemado o talado por el crimen organizado:
Aunque no tan sonados, ni de semejantes dimensiones, hay otros casos que empiezan a palpitar en nuestro país y que de seguir así me temo se convertirá en una amenaza (otra) seria a la biodiversidad (y por ende sociedad) mexicana.
Un pequeño, enésimo recordatorio de que los recursos naturales deben formar parte de la agenda de prioridades de México. En este caso, y tristemente, también en la de la inseguridad y la estrategia de combate al narcotráfico.
2 comentarios:
Muy buena entrada y totalmente de acuerdo. Solo me gustaría agregar otra arista del problema para ampliar un poco tu visión y quizá crear algo de debate también. Al igual que tu, soy bióloga, yo radico al norte del país, he trabajado en Chihuahua, Nuevo León, Querétaro y S. L. P. principalmente. Respecto a la problemática que abordas de cómo la violencia acarrea el detrimento de nuestros recursos naturales, no siempre ocurre así, al menos no en las áreas donde he andado trabajando. En Chihuahua por ejemplo me tocó oír muchos testimonios de cómo los taladores se convirtieron en agricultores, conservando las enormes masas de Pseudotsugas, Pinus y hasta Piceas para esconder celosamente sus "cultivos", y el bosque no se toca hasta la fecha en muchas cañadas húmedas y protegidas por guardianes ocultos, ayudando a la fauna a retornar a las áreas antes perdidas. En Querétaro, en la sierra gorda, la violencia no les ha llegado muy fuerte, pero a raíz de la misma, muchos ejidatarios salen despavoridos hacia los EUA y dejan tras de si, hectáreas y hectáreas de bosque que alguna vez les pertenecieron, pero como la mayoría alcanza el sueño americano y viendo que la cosa esta color de hormiga en México, de tontos se regresan y el bosque queda ahí, en manos de CONANP por parte de la dirección de la Reserva. En efecto no avalo la violencia ni mucho menos los métodos de nuestro señor presidente para combatirla, pero creo que la catarsis que estamos sufriendo es el puro y claro resultado de una sociedad que ya no funciona. Te mando gratos saludos y estoy contigo, como ciudadana y como bióloga.
Antes que nada felicidades por tu blog de la Sierra Madre Oriental, una joya.
Tienes razón en que los efectos serán diferentes en cada región pues México es la suma de casos particulares.
No es la primera vez que escucho tu argumento sobre Chihuahua y es, hasta cierto punto, lógico y cierto (mas no por ende festejable, el medio sigue siendo terrible aunque el fin nos parezca grato).
Sin embargo tras una segunda reflexión me parece que sigue siendo una situación peligrosa para los bosques, ya que como bien dices el propósito de "conservarlos" es otro. Por ende no hay autoridad que se meta ni un manejo real de estos bosques, lo que puede degenerar por ejemplo, y aquí estoy solo hipotetizando, en que de pronto se quemen enormes extensiones sin que una sola brecha cortafuego o personal alguno lo impida.
Por último sí, de nuevo tienes razón: la raíz de todo es un sistema social y económico que no funcionan, y ahí, de nuevo, entra a colación el uso y conservación los recursos naturales.
Saludos bióloga.
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