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miércoles, 30 de agosto de 2017

Debería escribir mi reporte anual, pero me seducen los frijoles silvestres

He dedicado buena parte del día, que ya se convirtió en noche lluviosa, a escribir mi reporte anual de Cátedras CONACYT. Debería continuar, no he terminado. Ya está el esqueleto, pero debo agregar los detalles. Enumerar los talleres, describir las actividades. Decir con palabras profesionales qué tanto ha avanzado el proyecto. Va bien, queridos revisores, va bien.

Tan va bien que pasé de tener a los parientes silvestres de los cultivos mexicanos como un recurso bibliográfico en algún cajón de mi cerebro, a dejarme seducir por los frijoles silvestres. Ahí están, en el Bosque de Tlalpan por ejemplo. En medio de la Ciudad de México, evolucionando al margen del camino por el que a veces vamos a correr.

Miren, Phaseolus coccineus (el sabrosísimo ayocote) crece como una mancha verde y voraz, que benévola regala néctar en sus lustrosas flores rojas:




Igual de bonitos son los Phaseolus coccineus subespecie striatus, que se distinguen por tener las flores rosas:


Pero luego están estos que ni son rojos, ni son rosas y quién sabe si serán híbridos:


 Y estos que de plano son de un color que ni el experto en frijoles silvestres de México había visto:


Por supuesto a las abejas parece no importarles la cama de carmín.


 Aunque quizá sí les importe toparse con una flor con cazador incluido:


Y como a esa araña no la pude enfocar bien, les regalo mejor a este "señor del suéter gris", como le dice Alfonso Delgado a Xylocopa tabaniformis azteca. La flor es una Dahlia. 


Ya son suficientes fotos por lo pronto, pero les dejo este Proyecto de Naturalista donde queremos recopilar más observaciones de parientes silvestres de los cultivos mexicanos.