Páginas

lunes, 15 de diciembre de 2008

Sobre la (no) seriedad de las cosas

Queridos escasos lectores, me he dado cuenta de que llevar este blog como quisiera es un poco difícil. Si vieran mi lista de tareas se encontrarían con cuatro "ensayos por escribir" que requieren un nivel de concentración y de tiempo que no logro darme, y como no quiero dejar las cosas a medias entonces los pospongo como uno más de los pendientes en mi corta vida mortal. Ya me cansé un poco del asunto, e imagino que ustedes también de mis quejas y de mi falta de actualizaciones.

Entonces decidí quitarle el cyberpolvo a este blog y aprovechar para quitarle también la seriedad, porque francamente le sobra. Tales cavilaciones me llevaron a pensar que la ciencia, o al menos la manera de hacer ciencia, no es tampoco una cosa seria, contrario a la imagen rígida que la sola mención del método científico suele causar. Es más, aunque en el gremio no faltan los amargados, la mayoría de los científicos que he tenido la oportunidad de conocer o aunque sea de ver pasar por la Facultad de Ciencias, el Instituto de Ecología y las conferencias a las que he asistido son personas.... poco serias. No me refiero a que carezcan de profesionalismo (todo lo contrario) sino a que manejan las cosas con una óptica cálida, como si en la búsqueda de la formalidad de los experimentos fuera necesario burlarse un poco de los formalismos.

Yo creo, habrá quien opine diferente, que esa es la mejor manera de hacer ciencia. Por eso me reí tanto viendo este video (gracias 5inister por pasármelo) y lo consideré no sólo la diversión momentánea de alguien, sino un feliz recordatorio de que al final hay gente en el mundo que es feliz haciéndose experta en temas que sólo otro puñadito de humanidad entiende, que parecen no trascender más allá de porqué brillan las medusas o que parece tan severo, tan académico, tan elevado que la mayoría de la gente escapa antes de darse cuenta de la poca seriedad con la que puede sobrellevarse.





Gould dijo alguna vez (palabras más, palabras menos, no tengo la cita a la mano) que “los paleontólogos son una clase rara de adulto que trabaja en lo que de niño decía querer ser de grande”. Tal vez ahí esté la raíz del asunto.