Media noche de ojos despiertos, así pasa. Entro a este blog como para acordarme qué hay. Encuentro en borradores el título "Grana cochinilla". Recuerdo que fui a la exposición Rojo Mexicano que se presentó hace no mucho en el Palacio de Bellas Artes. Recuerdo de súbito que en el camino de regreso pensé escribir sobre la expo. Laguna mental después. No recuerdo haber entrado aquí y escribir el título. Pero así fue. Sólo el título, ni una palabra más.
¿En qué habré pensado escribir? Mi yo de esta media noche no tiene idea. Quizá iba a escribir sobre la domesticación. La grana cochinilla es un bichito domesticado. De los pocos en el mundo. Las poblaciones domesticadas son más gordas y tienen más rojo que las silvestres. Quizá.
O quizá iba a escribir sobre el arte y la ciencia, las cuales, caso raro, estaban conciliadas en esa expo. La historia de la grana cochinilla en el arte contada de la mano de la ciencia que permitió armar una exposición así. Desde los primeros dibujos en describir su biología hasta las técnicas fisicoquímicas para determinar si obras famosas la habían empleado. Imágenes de moléculas en la misma sala que un van Gogh. Me encantó.
Quizá iba a escribir de eso. O del placer de ir a un museo. O de otra tangente en torno a Dactylopius coccus.